domingo, 25 de septiembre de 2011

Suburbia




Jamás encontró su ángel.
Durante tanto tiempo, se aferró a la fe. Esa que mueve montañas, esa que la hace levantar cada puto lunes, de  esa cama quejumbrosa, incómoda y vacía.
Y ojalá pudiera decir, que su estado era gracias a las batallas libradas en ella. Pero fueron tan pocas, y tan patéticamente cortas y faltas de pasión, que era evidente;  lo único que deterioró su estado, fue justamente eso , que ya estaba deteriorada.
Pero ello carecía de importancia. Tenía unas pocas horas para descansar, un techo, y un viejo colchón usado. Ese era el menor de sus problemas, si acaso, era el mejor momento del día.


Sirviendo con su estúpida cofia y  ridículo uniforme, a esos tipos altivos  y ostentosos. Estúpidos fanfarrones que  creen comprar un pedazo de felicidad, con un puñado de billetes ... 
Pero ella les sonríe cuando les limpia la mierda, y les regala su  voz más dulce y esa fingida ingenuidad que necesitan, para sentirse por encima, para marcar una diferencia  y satisfacer su egoísmo mientras reparten limosnas 
Esos cerdos, mezquinos e hipócritas,  que jamás se hubieran rozado con ella , ni se hubieran dignado a dirigirle la palabra , de no ser, una camarera de hotel.


Y ella traga saliva, todos los días, y a cada momento.
Traga saliva mientras recoge calzoncillos tirados, y frota arrodillada,  la mierda reseca del inodoro. Mientras vacía las papeleras de sangre coagulada en compresas última generación, condones libres de látex, y papel higiénico 5 capas ultrasuave, previamente restregado por sus ojetes irritados.
Consumen,  tragan, vomitan, cagan, eyaculan ... Y todo en cantidades desproporcionadas. Importándoles un bledo, el frágil equilibrio
Intoxicando  con sus corrompidos fluidos este peñasco de tierra cansado ya de rotar sobre si mismo arrastrando miserias


Anda con paso apresurado, haciéndose paso entre una multitud multicultural, multicolor, y multiprecaria , con la que comparte las calles, los malsanos y peligrosos parques, y las tiendas rancias y cochambrosas  que hacen del barrio, un lugar que jamás aparece en las guías turísticas de la ciudad.  Reservado tan sólo, para reunificar y aislar la cara más fea de la idílica sociedad que nos venden a diario. 
Mientras niñas de 14 años, vestidas y maquilladas como zorras burguesas , visten vallas publicitarias, intoxicando mentes de generaciones enteras.


La pobreza, el desarraigo, el desamparo... no deben de existir , y por ello se precisa de aislarlo, y mezclarse lo menos posible con ello.  Es preferible alejarlo del  punto de mira, para no tropezarse con ellos y tener la posibilidad, de darnos alguna hostia contra la realidad.


Baja a la carrera las escaleras del metro, restregándose los ojos con una mano y buscando en el bolsillo de sus desgastados vaqueros unas monedas para dar de comer a las máquinas.  Debe de ser una de las pocas que no salta las barreras. 
Siempre se contiene. Quizás por miedo, por su pésima suerte, lo que no sabía, es que en breve , esa suerte, iba a cambiar.


Continuará..