miércoles, 3 de agosto de 2011

DESVELADA





Vueltas y más vueltas, la cama se ha convertido en un cerco que me asfixia y del que deseo liberarme .
Me volteo hacia un lado. Abro despacio los ojos buscando el único punto de luz que parpadea en la mesita de noche, el reloj digital, y poder ubicarme en el espacio que ocupo . Logro localizarlo a mi derecha. Son las cuatro y media, debería volver a intentarlo, volver a recostarme de lado y esperar a que el sueño me venza de nuevo. Pero miro hacia la puerta , ésta permanece cerrada y algo me dice que debo salir de la habitación. Seguro que es otra de mis paranoias, otra de mis fantasías en las que me obligo a hacer algo sin sentido sólo por creer que de no hacerlo una oscura fuerza, poder, ser, va a descargar sobre mi toda su negatividad .

Intento distraer mi mente, alejar esos pensamientos extraños en vano. Mis ojos continúan clavados en la puerta y en mi cabeza la premura de que ese algo oscuro se abalanzará sobre mi si no hago caso de mi instinto, que es justamente abrirla.


Me incorporo despacio y tomo aire. El pasillo es demasiado largo y oscuro para atravesarlo en estado de semi inconsciencia. Apoyo los pies firmemente sobre las desgastadas baldosas, y el frío que me devuelve el contacto, atraviesas mis plantas como un cuchillo afilado, y una sensación de hormigueo recorre mis piernas y asciende a lo largo de la columna hasta mi nuca, haciéndome tomar conciencia de cada uno de los músculos que encuentra a su paso y que se esfuerzan en obedecer las órdenes , que mi cerebro, envía a través de impulsos nerviosos. Los pequeños receptores subcutáneos se activan, provocando una reacción en mi vello corporal, que se eriza debido al cambio de temperatura.
En tres zancadas me planto delante de la puerta. Acciono el pomo, y ésta se abre emitiendo un amago de gemido que me sobresalta al romper el silencio casi eterno que reina en la habitación.

A medida que la puerta se va abriendo, un ambiente húmedo y olor a tierra mojada, estimula mi glándula pituitaria…
Una fría brisa me golpea en la cara, mis pezones endurecen ante el estímulo del frío, bajo una camiseta finísima de tirantes. Creo que está lloviendo y anoche debí dejarme la puerta de la terraza abierta… que se encuentra en el otro extremo de la vivienda.


De puntillas, me apresuro a atravesar el pasillo. A medida que avanzo mis ojos empiezan a acostumbrarse a vislumbrar con tan poca luz… Observo la puerta de la terraza abierta de par en par y la cortina azotando en el aire. Voy directamente a cerrarla y volver a la cama rápidamente para no perder mi calor corporal, pero algo me lo impide. De repente, siento un hormigueo justo en el centro de mi cuerpo y un peso sobre mi, no algo material, es como el peso de una mirada que se centra en cada uno de mis movimientos. Me siento observada, sin embargo no parece haber nadie despierto en el edificio de enfrente… o al menos ninguna luz delata ese hecho…
La sensación se torna más intensa, hasta el punto de dejarme bloqueada. Algo tira de mi y caigo sobre el sillón…. La puerta continúa abierta delante de mi y la cortina azota en el aire. Mis piernas se abren ligeramente, mis brazos están aferrados al reposamanos… Siento una punzada en mi sexo, que empieza a humedecerse sin causa alguna, y una presión en el tórax que me mantiene firmemente pegada al sillón.


Otra oleada de fría brisa sacude mi cuerpo. El pánico empieza a adueñarse de mi y mantengo una lucha desesperada pero inútil contra esa fuerza invisible y turbadora que tira sin cesar de mi…. La sensación de miedo y pánico da paso a una mayor excitación
Mis párpados se cierran bajo un peso infinito …. Algo roza mi cuello y recorre mi escote, los tirantes de la camiseta se deslizan por mis brazos, y mis pechos toman contacto directo con el aire frío que atraviesa en ráfagas toda la estancia....



A veces es tan difícil distinguir la realidad de la ficción. Momentos en los que todo se confunde, en los que las figuras se desvanecen para tomar nuevas formas.

Haciendo un gran sobreesfuerzo, consigo abrir los ojos, para mirar con desesperación a mi alrededor, y alimentar aún más mi pánico, al comprobar que las paredes de mi salón, han desaparecido tras una espesa bruma que avanza lentamente, envolviendo mi espacio…
Desnuda, atrapada en el sillón, y esa sensación de indefensión absoluta martirizando mi mente….

De repente, aparece. Aparece el motivo de mi desvelo, el motivo de mi inquietud. No quiero verlo, desearía apretar los ojos y dejarlo pasar, pero imposible bajar ahora la vista. Mi curiosidad vence mi yo racional, mi temor, mi miedo. Su presencia, cada vez más acusada avanza hacia mí, me llama, me busca. Me tiende una mano y me veo reflejada en sus ojos. Su mirada afilada, lejos de acobardarme, actúa como un potente imán. Se que de aceptar su mano estaré perdida, esa bruma se tornará más espesa, mil escalofríos recorrerán mi cuerpo, mi corazón y mi alma se agitarán hasta límites preocupantes,…… y ya no habrá vuelta atrás, abandonaré mi sitio y me dejaré llevar. Y es tan certero, como que ya nunca volverá a presentarse de nuevo, de ignorar su presencia..

Escucho su voz como una caricia en mis oídos; tentando, proponiendo, y ese calor que me quema.

Con mil prejuicios, con miles de ideas preconcebidas, con miles de motivos para darle la espalda,

Y sin quererlo, sin apenas darme cuenta, mi cuerpo tiembla atravesado por miles de escalofríos, su cuerpo me envuelve, el calor me inunda apaciguando mi alma, mientras observo mi mano estrechando firmemente la suya.....

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Haypalabras, como espalda, columna, ojos, humedad, calor, piernas... qu usas mucho en tus textos, almenos, la imagen mental, las usas muy bien, pero, intenta averiguar el motivo de su re- existencia

Golfa dijo...

Tocada y hundida. Inteligente reflexión...
Es cierto.. y creo que sé el motivo de su re-existencia.

Joder, directo y certero.. Algo que no abunda en estos tiempos en los que todo precisa de maquillaje ;)